La infancia de Luminita se dividía en dos mundos: el de sus padres en la ciudad, donde la educación de sus padres les otorgaba un trabajo reputado, pero no bien remunerado; y el de sus familiares en el campo, que vivían del negocio familiar y, aunque era duro, la libertad de ellos contrastaba con la de sus padres.
Estando de vacaciones con su familia en el campo fue cuando recibió sus primeras lecciones de emprendimiento, al mismo tiempo que disfrutaba de una vida libre rodeada de naturaleza. En aquellos, viendo a sus tíos y tías manejar la economía de la granja, fue cuando nació en ella el deseo de tener algo así, suyo, algo que construir desde cero y donde ser su propia jefa.
Sin embargo, también heredó de sus padres el amor por la enseñanza e, inspirada por ellos, escogió esta carrera a medida que se hizo adulta. Luminita no tiene más que buenas palabras para este oficio, uno que admira con todo corazón y por el que lo dio todo durante más de 16 años.
Pero, con el tiempo, Luminita también entendió que siendo una profesora de escuela también era una empleada y que dependía de un solo trabajo, algo que consideraba un riesgo a largo plazo.
Poco a poco, volvía a renacer en ella aquella Luminita que soñaba en la granja de su abuela con construir algo propio.
Dice Luminita que todo pasa por alguna razón y nunca por casualidad. A los 13 años perdió a su madre por culpa del cáncer, pero antes de su marcha para siempre, su madre le dejó una guía y una serie de consejos y valores. Toda su vida, Luminita ha usado las sabias palabra de su madre y sus valores para guiarse en cada decisión. Integridad, Honestidad, Respeto y ayudar a otros. Con esos pilares construyó el resto de su vida desde ese momento.
Valores que usó en sus años en la enseñanza y durante los cuales adquirió otro más: la paciencia.
Lo cierto es que de trabajar con niños se aprende mucho, nos cuenta Luminita, como a crear los mejores ambientes para crecer. Inspirar, estimular e impulsar son mejores creadores de resultados que la severidad y las imposiciones también en los negocios. Eso, y la acción constante, porque en un mundo que se mueve tan rápido, no puedes estar quieto.
Cuando Luminita entra en contacto con el Network Marketing, con tan solo 20 años, lo hace buscando una fuente de ingresos que complemente su sueldo. Pero lo que ocurrió es que, cuanto más aprendía sobre la industria, sobre emprendimiento, sobre finanzas, y empezó a leer a Kiyosaki, más se reavivaría aquel deseo suyo. Su perspectiva sobre su futuro como profesora iba cambiando.
Durante años vendió todo tipo de productos, mejoró sus habilidades y se fue convirtiendo una gran vendedora que recibía reconocimientos y diplomas constantemente.
Comenzó a vender algunos productos para una compañía de cosméticos mientras aun daba clase, pero nunca ingresaba suficiente para cubrir todos los gastos de la casa. Estuvo a punto de dejar de vender los productos y probar con otra compañía, pero en realidad lo que acabó haciendo fue llevar su negocio a un nivel mayor: vender a mayor escala, crear un equipo y organizar eventos en lugar solo llevar el catálogo a los otros profesores.
Empezó con muy poco, solo con unos carteles en una cafetería y su presentación. Se propuso ayudar a otros nuevos distribuidores a llevar sus productos a las pequeñas ciudades donde no llegaban las paqueterías, llenó su casa de cajas de productos y recorrió miles de kilómetros en coche. Cumplió sus promesas, aprendió a escalar su negocio masivamente, tenía muchísimos clientes y un equipo de distribuidores que también facturaba. Su negocio quebró tres veces y lo volvió a levantar cuatro. Aprendió de errores, fracasos y rechazos, y siguió adelante.
Se convirtió en la número 1 de su país y aun así era la última de la lista en un evento internacional, algo que le demostró de nuevo humildad y perspectiva. Conoció a la número 1 de la compañía a nivel mundial, una líder que había nacido el mismo día que ella, y que la inspiró muchísimo desde ese momento en adelante. En el viaje de vuelta a casa, Luminita reflexiono sobre cómo hacer crecer más su negocio, sobre el éxito, sobre trabajar con personas y sobre inspirarlas.
Reunió a su equipo y marcaron nuevas metas: Durante los dos meses siguientes, hubo cientos de reuniones para encontrar a 12 personas más, 12 personas en concreto que eran las que iban a crear la transformación. En menos de 2 años, su equipo era el número 1 de Europa. Luminita hacía tiempo que ya no trabajaba por el dinero, sino completamente motivada por lo que estaba construyendo. Quería meter a su equipo en el top 15 mundial, ¡y lo consiguió!
A lo largo de su carrera, Luminita ha tenido éxitos y fracasos. Ella misma dice que eso es lo que hace una historia más jugosa, qué aburrido sería si solo dijera “toda mi carrera fue un completo éxito, ¡y ya está!” Pero también explica que toda quiebra es una situación temporal, de la que también aprendes algo. No hay que avergonzarse de tener problemas financieros, pero lo que no hay que hacer es seguir manteniéndolos y no hacer nada.
Para Luminita, los riesgos están en todas partes así que no tiene sentido evitarlos. El mayor riesgo es quedarte sin hacer nada por miedo al riesgo, quedarte en esa zona de confort y ver el tiempo pasar. Eso también se aplica cuando es tiempo de evaluar tu tiempo en una compañía.
A veces hay que admitir que has dejado de estar bien en una compañía. Ya no resuenas con sus valores o ha llegado el momento de hacer algo distinto. La decisión siempre es difícil, pero necesaria. Siempre que ha llegado este momento, vuelve a la guía de su madre y a sus valores.
Y sus valores nunca son negociables.
Una cosa que también aprendió fue que no debía depender de una sola fuente de ingreso, por buena que fuera. Así que comenzó a poner huevos en diferentes cestas, una de ellas eran las inversiones en activos digitales, aprendiendo sobre Forex y los mercados de intercambio. Con diferentes huevos en diferentes cestas, hay más flujo de ingresos, independencia financiera, libertas y tiempo.
Pero la verdadera libertad financiera es poder dejar de trabajar del todo y que el ingreso continúe: ¿Cuántas personas pueden alcanzar este nivel? Pregunta Luminita.
Piensa que, en la era digital, más oportunidades que ayuden a alcanzar verdaderamente esta meta surgen a cada momento. El pasado octubre, estuvo en Dubai viendo la exposición de más de 500 marcas e innovadores, viendo a donde se dirige la tecnología en los próximos años.
Ella se ha estado preparando para un gran proyecto y en este campo es donde mejor encaja. No se trata de las inversiones sino del potencial para el crecimiento, de la educación, el acceso a la información y las herramientas para crear ingresos pasivos. Y está convencida de que, la digitalización seguirá avanzando en muchos de los aspectos, especialmente financieros de nuestra vida.
Lo más importante a lo largo de su vida y de cara a las decisiones que tome en el futuro es, sobre todo, estar abierta al cambio. “Muchos dicen que tuve suerte… y es verdad: cuanto más abierta estoy al cambio, a nueva información, a capitalizarla, y cuanto más trabajo, más suerte tengo.”
Así es como Luminita ha construido su éxito: arriesgando, aprendiendo, inspirando, poniendo metas mayores, estudiando el siguiente paso, pero jamás dudar de darlo.
Estamos deseando conocer cuál será su siguiente gran paso.