Maykel Panduro había seguido al pie de la letra el camino impuesto por la sociedad: “Estudia, gradúate de una profesión que te genere muchos beneficios y trabaja duro para lograr tus metas”. Como Licenciado en Administración se dedicó por más de 6 años a trabajar en el sistema financiero de su país, estaba ganando dinero y trabajando de lo que había estudiado. Para muchos una vida acomodada; para Maykel, su propia cárcel.
No hacía más que trabajar de lunes a viernes en jornadas de más de 8 horas, esperando durante toda la semana los días de descanso para luego renegar la llegada del lunes, el anuncio indiscutible de que comenzaba otra semana. Volvería nuevamente a la rutina, a esa vida que sentía que no le pertenecía, en la cual se percibía como un león enjaulado sabiendo que allá afuera había mucho más para él.
Frustrado y cansado de que día tras día se repitiera el mismo patrón: despertar, trabajar y dormir, decidió renunciar en búsqueda de algo mejor. ¿Qué era ese algo mejor? Un lugar donde pudiera trabajar para vivir, no vivir para trabajar. Un espacio donde tuviera la libertad de tener tiempo para sí mismo, para dedicarle a sus hobbies, a sus seres queridos, a cumplir sus sueños. ¿Dónde encontraría algo así? Aún no lo sabía, pero estaba dispuesto a averiguarlo.
Los primeros meses desempleado se los tomó con calma, aplicando a diferentes puestos laborales, pero, tras una serie de decepciones y rechazos, el ánimo con el que comenzó la búsqueda iba decayendo hasta que tocó fondo. Tenía varios meses sin trabajo, una deuda de más de 30 mil dólares y ninguna opción viable a corto plazo, pero seguía con una fe inquebrantable pidiéndole a Dios una salida. Fue ahí cuando se le presentó una oportunidad en la que con poco dinero podría generar mucho capital y no lo pensó dos veces antes de apostar por la industria de Network Marketing.
No obstante, es bien sabido que todo en esta vida es ensayo y error y, aunque no le fue mal en su primera experiencia, Maykel tiene muy claro que es necesario estar en constante evolución, así fue como llegó a OmegaPro.
Hoy, tras 3 años de experiencia dentro del sector Maykel está seguro de que unirse a la compañía ha sido una de las mejores elecciones que ha hecho en su vida, ya que, no solo pudo conseguir la libertad financiera y vivir la vida con la que soñaba, también tuvo un cambio de mentalidad que le hizo ser una mejor persona y lo motivó a ayudar a los demás.
“Lo más importante que tuve que cambiar fue mi manera de pensar, porque el resultado que tenía en mi vida hasta el momento era producto de mis pensamientos, entonces si yo quería cambiar ese resultado tenía que cambiar mis pensamientos”.
Maykel vivió en carne propia como el Network Marketing, el cambio de mentalidad, el esfuerzo constante, la educación y la disciplina pueden darle un giro de 180° a tu vida, y ahora anima a las personas a que cambien su realidad, persigan sus sueños y vean más allá de lo que les dicte la sociedad. Si existe una vida fuera de la oficina y un horario de ocho horas, tan solo hay que estar dispuestos a ir por ello.
“El Network Marketing es una herramienta increíble, es un acelerador de sueños, es la mejor bendición que Dios trajo a mi vida por todo lo que puede ofrecer a las personas”.
Aunque el impacto de su trabajo está empezando a impactar vidas, Maykel asume que queda mucho trabajo por hacer: no sólo para mejorar la vida de las personas en su Perú natal y en otras zonas de América Latina, sino también por crear un mejor estatus para la profesión. Según Maykel cuenta, muchas personas que nunca lograron sus metas ahora roban y matan los sueños a quienes se lo proponen. Cambiar esta realidad es una meta personal.
Actualmente, es Black Diamond dentro de OmegaPro y asegura haber llegado hasta ahí bajo la filosofía del “todo o nada, es vencer o morir” y darlo todo por el equipo. Su hambre de éxito y sus ganas de dejar huella en el mundo lo impulsan a ser una mejor versión de sí mismo, y esto lo comparte con su equipo.
El ejemplo de Maykel es el de un joven que, a pesar de no tener sueños, ni contactos, ni dinero, pudo encaminar su vida y conseguir el éxito con el que siempre soñó y por el que hoy agradece cada noche antes de irse a dormir.
Ese ejemplo da un mensaje a las nuevas generaciones: Nunca se rindan y siempre agradezcan por las bendiciones que tienen.
